Historia del ormus

Comprender los beneficios y utilidades del Ormus significa realizar un largo viaje en el tiempo que nos traslade al África
norte oriental. Este viaje nos evoca a una tierra árida, calurosa, y a toda una civilización que ha asentado las bases de las
culturas antiguas que hoy tanto interesan a numerosos estudiosos. La civilización egipcia ha sido una de las más prolíficas de
toda la historia y no solo nos ha dejado un gran patrimonio artístico, sino también cultural, religioso y un gran legado medicinal.
Los egipcios de hace 45.000 años ya incluían el trabajo con oro en sus prácticas medicinales para la curación y tenía un eminente
uso odontológico. En otras civilizaciones antiguas como la griega y la romana, el oro también se utilizaba como cataplasma para el
tratamiento de las úlceras de la piel. Un reconocido historiador y genealogista, Sir Laurence Gardner, publicó un estudio en los que
se identifica el Ormus con un mágico polvo blanco que ya utilizaban los egipcios, caldeos, e incluso algunos Iniciados hebreos como Moisés.
Ya en la edad moderna, encontramos el uso de oro en la medicina del siglo XIX en EEUU en tratamientos de patologías cardiovasculares.
En 1890, se descubrió la imposibilidad de que la bacteria de la tuberculosis se pudiera desarrollar en el elemento áureo. El Ormus es
el nombre con el que se ha bautizado una fórmula equiparada con la Piedra filosofal, el Santo Grial y el elixir de una vida larga y
plena. Se trata de una fórmula con sales minerales, y metales preciosos de una fácil obtención en la naturaleza. Esta mágica forma
tiene propiedades vitalizantes, curativas y ayudan a la regeneración, tanto de las células, como del estado de ánimo.
Uno de los principales elementos que contiene el Ormus es el oro, y por eso se le llama oro blanco. Hoy en día, el uso del oro se ha
expandido y ha llegado a usarse para solucionar nervios y vasos sanguíneos dañados, e incluso se inyecta en el tratamiento para combatir
el cáncer, puesto que actúa como elemento retardador del cáncer, sobre todo en el cáncer de próstata. El agua del Mar Muerto puede
contener hasta un 70% de oro. Asimismo, el agua del océano Pacífico contiene entre un 8 a un 14% de oro, siendo el porcentaje ligeramente
menor, en el caso del mar Mediterráneo.
Las investigaciones acerca del Ormus encuentran sus orígenes en los años 1970, cuando David Hudson realizó un profundo examen de las tierras
que poseía. El afán de examinar exhaustivamente sus tierras se sustentaba en la creencia y la sospecha de que sus tierras puedieran contener
pequeños porcentajes de oro. Una vez llevado a cabo el examen de las tierras mediante espectrometrías, se corroboró que del residuo del enigmático
polvo blanquecino que se había encontrado contenía minerales como el Silicio, Calcio, Aluminio, Magnesio, Hierro y Oro, así como metales preciosos
del grupo del Platino.
Este investigador fue el que bautizó al elixir de la vida con el nombre de ORME, a partir del acrónimo que proporciona el nombre completo
en inglés (Orbitally Re-arranged Monoatómic Element) en relación a su condición de elemento monoatómico. Posteriormente, otros investigadores
propondrían la latinización del sustantivo y este se acabaría derivando a Ormus. Cuando Hudson se retiró de la investigación científica, otros
investigadores lo relevaron y retomaron sus averiguaciones acerca de este elemento. Uno de estos fue Barry Carter, quien investigó acerca de los
métodos de obtención, sus efectos terapéuticos y curativos, así como su acción regenerante sobre el crecimiento y rendimiento en la agricultura.